Arde ELFrente Renovador
El operativo descreme queSergio Massa diseñó para despejar la interna del FR por la gobernación y dejar dos figuras -a lo sumo tres- encendió las alarmas: los caciques del conurbano, un clan diverso donde conviven dos candidatos -Darío Giustozzi y Mónica López- y controla un malón de más de seis legisladores, mandó a decir a Tigre que faltarán en bloque al plenario del sábado si, como deslizóMassa, ahí se proclaman uno o dos candidatos para el pulseo por la butaca que dejará vacante Daniel Scioli.
La grilla grande se fue licuando: Gustavo Possemigró a ciegas al PRO yJesús Cariglino está en nostálgico tránsito hacia un PJ de otro siglo. Pegó, además, la sciolización deMartín Insaurralde, protagonista que generó tensiones y reproches sin haber aterrizado formalmente en el massismo. Ayer, en búnkeres massistas se hablaba de una charla definitoria entre Massa y Felipe Solá.
El motín de los caciques, que se ramificó en juntadas y encuentros, en algunos de los cuales se apareció Alberto Fernández -pensaban que llegaba a calmar pero no, sumó agitación- tienen como destinatarios a Massa y su forma de mando. "Conduce por Whatsapp y quiere bajar candidatos por los diarios", reprochó un dirigente que sufrió, como muchos, que en su pago broten referentes con el sello FR.
Los massistas "de Sergio" tienen, como respuesta primaria, un interrogante que esconde un desafío: "¿Se van a ir? ¿Adónde van a ir?". Hay, en esa bulla, una objeción puntual contra el matrimonio de Alberto Roberti y López. "Si se van, hacen lo que quiere el 100% del Frente Renovador: que se vayan". La afirmación es temeraria porque, al menos ayer, el petrolero y la diputada coincidieron en las quejas durante una sobremesa donde estuvieron, entre otros, Giustozzi, Baldomero "Cacho" Álvarez y Alberto F.
Desde el primer anillo del massismo dan por hecho que habrá, inevitablemente, una indicación para reducir el universo de candidatos: no sólo se dejará en dos o en tres la puja por la gobernación, sino que también se avisará que no se permitirán desafíos locales contra los alcaldes que forman parte de la mesa del FR. Es lo que plantea, por caso, Luis Acuña, de Hurlingham, que además de lidiar con la oposición de "Juanchi" Zabaleta, padece la del propio massismo, que empuja a Rodrigo Álvarez, hijo de "Juanjo", operador y armador de Massa.
El sábado próximo en el plenario -el presidenciable lo anunció a la prensa cuando trascendió el respaldo deInsaurralde a Scioli- Massa almorzará con intendentes y legisladores, luego reunirá a concejales y consejeros y más tarde encabezará la juntada provincial donde, en la hoja de ruta inicial, está pautado que proclame postulantes.
Una de las víctimas es López, que avisó que pegará el portazo si la "bajan"; otra es Giustozzi, que da por hecho que el massismo, que tiene en Joaquín de la Torre, alcalde de San Miguel, a una de las mayores espadas, apuesta a encolumnar el espacio detrás de Francisco de Narváez. "No es cuestión de simpatía: el 'Colorado' mide el triple que Darío", sintetizó, números en mano, un ladero de Massa.
En la ecuación numérica, López no aparece en el radar aunque nunca falta la picardía de medir a un dirigente como "candidato de", que es un artilugio perfecto para hacerle creer que es competitivo.
De Narváez logra, por la numerología, que buena parte de los que juegan un territorio lo prefieran, aunque le mandan advertencias cuando quiere "bajar" a los distritos a apadrinar postulantes y pretende incidir en las boletas locales o provinciales. Podría, en un rapto de sinceridad irrefutable, reclamar que si además de ser quien mejor mide también es mecenas de campaña, tiene derecho a filtrar, aquí y allá, algunos nombres. Massa empezó, contra reloj, el circuito de charlas y ablande para tratar de evitar un cisma