El armado de Bossio y Berni en Provincia
Diego Bossio anudó en 48 horas dos maniobras de alta visibilidad que en clave K detonan una lectura lineal: Olivos lo autorizó a ensayar un desembarco en la provincia de Buenos Aires para disputar la gobernación en 2015, una butaca que está superpoblada de pretendientes pero de los que uno solo es masivamente conocido.
Los recientes pasos de Bossio dejan entrever la matriz del esquema político con que aluniza en el estratégico green bonaerense. El viernes, en
Bossio, formado en
Hace tiempo, el tandilense fantasea con la carrera por la gobernación, pero fue en los últimos meses que se animó a mover las piezas. En el planeta K se da por hecho que medió un guiño de Máximo Kirchner. "Bossio es muy cauto y difícilmente saldría a jugar así si no tiene un OK de muy arriba", interpretó un operador K.
A su núcleo histórico, en el que aparece Rodrigo Ruete, su mano derecha en ANSES, se sumó el clan Mazzón, a través de Mauricio -hijo del operador premium del PJ, Juan Carlos-, que tiene como base de operaciones el Instituto Gestar, que preside José Luis Gioja.
El acercamiento con Ottavis se coronó el viernes en
"La política del amague no sirve", reprochó Bossio. En criollo, lo acusó de zigzaguear entre el FpV y el massismo.
El factor Ottavis pesa. El vicepresidente de
Peronismo K
La "descamporización" de Ottavis, que este diario relató en detalle, se expresa a través de Peronismo Kirchnerista, el sello que montó con el ropaje de trasvasamiento generacional de
Berni, "el Loco", apodo que al secretario fascina por lo que sugiere, fue el otro actor que se puso a la par deBossio para animar el clan BB. Berni -que hace años incomodó a un consultor que objetó sus conductas con la frase: "A mí no me importa que me quieran, sino que me tengan miedo"-, soltó a su sabueso, Marcelo "Patón" Torres, para que arme la juntada del sábado en San Nicolás.
Bossio y Berni tienen un punto en común: la pretensión de montar un dispositivo político del peronismo K en la provincia, que opere al margen pero sin romper con el PJ de Fernando Espinoza, otro candidato a gobernador, y sin ensamblarse con el hiperkirchnerismo mayoritariamente anti-PJ.
Meterse, además, en la cinchada donde aparecen Insaurralde, Espinoza, Gabriel Mariotto y donde, como un buscapié, acaba de irrumpir Patricio Mussi, intendente de Berazategui, esponsoreado por Julio De Vido y con el plus de ser otro alcalde del conurbano que puede confrontar con Insaurralde. A su modo, por la negativa, el dispositivo K se volvió Insaurralde-dependiente y sólo Daniel Scioli, que hace algunas semanas fue visitado por Bossio, le da cobertura pública al lomense.
"Los dos son funcionarios con presencia y tienen gestión", dicen en el clan BB. "De los candidatos que hay en danza, Insaurralde es el único que tiene nivel de conocimiento pero no tiene política", completó el operador.
En el protocolo de acercamiento, el titular de ANSES anunció su deseo de pelear la gobernación, pero Berni todavía no mostró las cartas. Aunque fue candidato bonaerense, en alguna lotería aparece como un alfil para la Capital Federal.
Invisibles
Al margen, el espacio en gestación que comparten Bossio, Berni y Ottavis suma a otros actores que se mueven, por ahora, de manera casi invisible. El componente sindical lo aporta Oscar Romero, diputado nacional que llegó a la boleta por pertenecer al gremio SMATA, que maneja Ricardo Pignanelli. Por su pertenencia territorial (es de Junín, cuarta sección electoral), Romero tiene relación con Julián Domínguez, que con su grupo San Martín lanzó su candidatura presidencial que se supone devaluará, cuando se acerque
Otro dirigente que certifica cercanías con Bossio y Berni, y ranquea para ser armador de los BB en el conurbano es Juan Zabaleta, actual secretario administrativo del Senado, cargo al que llegó de la mano de Amado Boudou. Zabaleta busca reconfigurarse como figura local en Hurlingham, pero orbita alrededor del vicepresidente. Para ningún candidato en formación resulta tentador mostrar a su lado rastros de boudouismo.